CONTINUAMOS LA RUTA ROMÁNTICA. De Nordlingen a Neuschwansteim

22 de julio, viernes:
Nordlingen, Neresheim, Harburg y Donauworth



Estupenda dormida, pero a la hora de fregar nos quedamos sin agua, así es que sin ningún “borne” cercano, decidimos “salir del apuro” acarreando botellas de agua del servicio hasta unos 10 litros.



Visitamos la iglesia de St. Georg. Su altura y luminosidad la dotan de una bonita elegancia. Ya en el exterior de nuevo bonitas casas de entramado como la Deutsches y el hermoso patio romántico interior de la Hezelhaus, en la Segringer Strase en cuyo interior te sientes transportado a otro tiempo. Bordeamos un poco la muralla disfrutando de jardines y agua y a las 11 salimos de nuevo en dirección sur hacia Nordlingen.

En un gran aparcamiento para autocaravanas cargamos agua en un borne (2€). La ciudad tiene una muralla completa que al igual que un anillo, la cierra en redondo destacando las enormes casonas de entramados de 5 y 6 pisos desperdigadas por la ciudad. En la iglesia de St. Georg subimos su torre, de 90 m de altura llamada el “Daniel”. Después de 350 escalones pudimos disfrutar de una bonita vista de la ciudad. En esta iglesia nos llamó la atención los cepillos de “época” y los herrajes de sus puertas. Señalar que en todas las iglesias hay varios libros expuestos a la venta y quien quiera elige, se sirve y deja el dinero.


Paseamos por la ciudad, compramos, como no, salchichas y más tartas y comimos en el aparcamiento.


Dirección Sur Oeste por la 466 a la Abteikirche en Neresheim a unos 20 km. Como siempre, las señales brillan por su ausencia, menos mal que lo que buscábamos estaba en lo alto de una loma. Al llegar allí, ninguna señal de ningún tipo que indicara la entrada o algún otro lugar, así es que nos dirigimos a donde vemos unas puertas abiertas y accedemos a la iglesia. Obra de Neumann al igual que la Residencia de Wuzburgo, el interior es absolutamente impresionante: los frescos cubren todo el techo y los estucados blancos y dorados salpican todas las paredes y lo que contemplamos parece un inmenso cuadro de colores enmarcado en los estucos.


Regresamos a Nordlingen y ponemos rumbo a Harburb por la 25 hacia su fortaleza a donde llegamos a las 5,30. Habían cerrado media hora antes pero la celebración de una boda 

mantiene las puertas abiertas al patio central donde a parte de esto, solo podemos ver el interior de la iglesia. Aparentemente parece una fortaleza muy grande, pero nos tenemos que conformar con lo visto. Atravesamos el pueblo que no tiene nada destacable para dirigimos hacia Donauwörth que encontramos en fiestas por lo que su calle principal está llena de puestos que venden comida y bebida de todo tipo (hasta comida china). A lo largo de ella se extienden 

también bancos con mesas llenos de gente y cada 50 m escenarios con grupos musicales distintos, aunque no tocan todos a la vez. Recorremos esta bonita y ancha calle, dice nuestro libro que una de las más bonitas del sur de Alemania, y regresamos igualmente por ella. En un rincón tocan salsa con un ritmo que hace que se me vayan los pies, pero ellos…ni se mueven: miran, escuchan y alguno se atreve a hacer algún tímido movimiento apenas perceptible. Intento aumentar el ritmo de mi movimiento, pero toda mi familia sale corriendo. Resignada, dejamos la animada ciudad para encontrar el aparcamiento de autocaravanas, donde hay un circo instalado. La suerte nos acompaña y saliendo, junto al polideportivo, vemos una autocaravana. Es alemana y dice que se queda a pasar la noche. El sitio es tranquilo y muy agradable, por lo que decidimos quedarnos con ellos.


23 de julio, sábado:
Ausburgo, Landsberg Am Lech, Schongau y Lechbruck

Dirección Ausburgo. Una vez allí, estamos de 45 a 60 minutos dando vueltas buscando un lugar donde aparcar y pasamos dos veces por la taberna “Pepe”. Aunque señalan un monton de aparcamientos, todos son cubiertos limitando la altura o el tiempo a 1 o 2 horas. Cerca de una estación de autocares encontramos sitio. Aunque alguien nos dice que podemos aparcar, otra que podemos ser multados con 20 Euros. Nos vamos y tras cruzar un puente sobre las vías de tren, conseguimos aparcar junto al estadio de futbol, cerca de una torre circular muy alta. Tardamos 20 minutos a buen paso en llegar al centro. Echo de menos nuestra pequeña camper que entraba y cabía en cualquier sitio.

Iniciamos nuestro paseo por la ciudad con la Iglesia de Santa Ana, cerrada por obras. Al lado hay un gran mercado de frutas, verduras, pan, flores…Llegamos a la plaza del Ayuntamiento, grande, luminosa y, como no, llena de terrazas. Cruzamos y nos dirigimos a la Fuggerei, el barrio obrero más antiguo del mundo surgido en el XVI. Atravesamos la muralla circundante por unas de sus puertas y nos sumergimos en este encantador barrio con sus pequeñas casitas, una iglesia, fuente, jardines…y todo pequeñito. Pasear por él es una delicia, como lo fue 20 años atrás cuando estuvimos aquí por primera vez. Dejamos el barrio para ir a la Catedral en la que no hay nada que destacar, excepto la cripta. Al salir comienza a llover pero cesa enseguida. Recorrimos el espacio entre la catedral y la bonita Iglesia barroca de St. Ulrichs disfrutando de la impresionante calle Maximilianstrase, ancha, amplia, luminosa, limpia y ordenada, llena de bonitos y elegantes edificios a cada lado. De la Iglesia, otros 20 minutos andando hasta la camper. No tenemos pan, y españoles sin pan…así es que a las 13,45, rumbo a Landsberg, encontramos un Lidl donde nos abastecemos y comemos continuando por la 17 hasta Landsberg Am Lech.
Ciudad bañada por el hermoso río Lech donde celebran nuevamente otra fiesta de la cerveza por lo que la calle principal aparece cortada y llena de puestos de comida, bebida y escenarios donde una banda musical ameniza a los congregados que disfrutan de unas inmensas jarras de cerveza. La plaza es preciosa: pequeña, recogida, acogedora y luminosa, cerrada por una bonita torre que atravesamos para llegar por una pronunciada cuesta a la Bayestor, puerta gótica con torre de entrada a la ciudad del XV, policromada en su lado exterior. Bajamos y visitamos la barroca iglesia parroquial de la Asunción y regresamos a la Camper. Es pronto y aunque figura un camping en la ciudad decidimos continuar a Schongau. Una vez aquí el aparcamiento de autocaravanas (nº 3) está ocupado por una feria y no encontramos nada mejor. Visitamos la ciudad que no tiene mucho que ver, sobre todo cuando se está cansado y para llegar a ella hay que subir una pronunciada cuesta desde el aparcamiento. Como todas esta limpia, cuidada, ordenada y es muy tranquila. Si se tienen ganas se puede dar un tranquilo y agradable paseo hasta la plaza del mercado.
Ponemos rumbo sur, a Steingaden donde aparece un camping y un sitio de pernocta, pero el segundo no aparece y el primero al parecer está en Lechbruck, a 5 km al oeste.

El paisaje ha cambiado y la vista se pierde en inmensos campos verdes rotos por manchas boscosas de enormes abetos. Al fondo comienzan a recortarse los Alpes. Son vistas de postales.

En Lechbruck el camping está al lado de un precioso lago, también de postal: de orillas verdes, grupos de patos y de cisnes blancos se deslizan tranquilos por sus aguas, dibujándose al fondo de este cuadro los Alpes. 28 € los cuatro con duchas incluidas y es muy completo. Incluso posee unas pistas de tenis de tierra batida en las que no pongo mucho interés por el precio (6 €/h) y que luego me arrepentiría de no probarlas al comprobar que el precio de la pista “rápida” (de cemento) en los camping de Gerona era más caro (8€). En realidad tampoco hubo tiempo. Nos colocamos junto al lago para disfrutar de esta magnífica vista.

24 de julio, domingo:
Rottembruch, Wies y Füsen

Por la mañana, al abrir la puerta, podemos contemplar unos bonitos cisnes con sus crías acercándose a la orilla a escasa distancia de nosotros. Delicioso. Decidimos tomarnos la salida con tranquilidad.Los niños quieren jugar al pin-pon, así es que saldremos tarde y aprovecharemos algunas instalaciones del camping que tiene de todo. Así ponemos una lavadora y secadora que nos consume todo el tiempo retrasando nuestra salida hasta pasadas las 12. Durante la espera charlo con una recién jubilada finlandesa que lleva ya 2 meses viajando y cuyo destino es Polonia e Italia. Grandes viajeros, conocen Galicia, Andalucía, Madrid y Cataluña. ¡Qué envidia!. Esto hace que la espera sea menos aburrida y que desoxide mi inglés en una conversación relativamente fluida. Las instrucciones de las lavadoras-secadoras sólo aparecen en alemán y tanto la finlandesa, como yo la ponemos en funcionamiento por intuición (sobre todo yo, más atrevida que ella). Angel, no muy convencido, y en un descuido mío, sube la temperatura 95ºC. Resultado: ropa desteñida y veremos a ver si no demasiado encogida.

A las 12,30 nuestro primer destino previsto era Rottembuch, para lo cual regresamos a Steingaden y subimos 3 km por la 17. La impresionante iglesia barroca-rococó de Rottembuch es difícil de describir: todo el espacio se llena con una majestuosa decoración de frescos y estucados dorados sobre fondo blanco dando lugar a una auténtica belleza. Pero el marco exterior que rodea esta zona no desmerece en nada las joyas que la salpican: la vista se pierde en inmensas extensiones verdes, abetos gigantescos, hayas,… vacas y caballos descansando tumbados o pastando apaciblemente…Atravesando estas “postales” y trazando un circulo hacia sur y luego hacia el oeste en dirección de nuevo a Steingaden, llegamos a la iglesia Wies, obra maestra del arquitecto Zimmerman que rodeada de esta espectacular naturaleza convive en perfecta armonia con ella. Su encantador exterior no deja imaginar lo que guarda en su interior de una impresionante belleza. Su bóveda, aparentemente de piedra, es de madera, con lo que ahorraron peso pudiendo incorporar un mayor número de ventanas, más altas y anchas dotando el interior de una gran luminosidad y claridad. Las elegantes y esbeltas columnas dirigen nuestra vista hacia su cielo raso, decorado con unos frescos que dicen que probablemente sean de las obras más hermosas de la pintura rococó. Y realmente son bellas. Tras detenernos admirando el interior, hicimos lo mismo contemplando el exterior y disfrutamos también de sus gentes, algunos con vestidos tipicos de la región.
Tras comer nos dirigimos a nuestro destino de hoy: Füsen, pero primero intentamos buscar el “Salto del Lech”, al parecer unas bonitas cascadas, pero nos perdimos (otra vez carencia total y absoluta de señales) hasta que alguien en castellano nos inidico que era cruzando el Lech en dirección a Austria. Cuando lo encontramos,no tuvimos sitio para aparcar así es que tras un par de intentos, decidimos volver al día siguiente dirigirnos al area de pernocta que al año anterior habíamos localizado y que estaba completa. Este año, antes de ésta aparece otra a 8€ pero solo tiene wc y llenado y vaciado de aguas. La elegida, que este año tenía sitio suficiente, cuesta 10€ pero disponen de duchas por 0,50 €. Está parcelada por lo que entramos, nos colocamos y en el edificio de la entrada decimos el nº de la parcela y la matrícula de la auto, así como si deseas o no electricidad. Un ordenador lo controla todo y un listo dice que no quiere electricidad, pero el ordenador se “chiva”. Además, tienen unas bonitas fotos con bollos y su precio. Si se desea, se encargan y se pagan recogiéndolos a la mañana siguiente con el ticket de compra. Muy alemán: bien pensado y organizado.
Son tan solo las 5,30 y estamos a unos 20 minutos de la ciudad, no tenemos más que hacer, ni ganas, así es que jugamos una buena partida de petanca que interrumpio la lluvia. Ducha y cena.




25 de julio, lunes:
Castillo de Neuschwanstein y hacia la Selva Negra

Nos levantamos pronto para ir al castillo de Neuschwanstein. Recogemos nuestros croisanes, cargamos agua, damos una vuelta al Lidl y vamos al castillo. Llegamos a las 9,45 y ya había un poco de cola para los tickets. 18€ los 4, ya que los niños no pagan. Todos prefieren subir andando así es que iniciamos el agradable y fresquito paseo llegando una media hora antes de la hora prevista para nuestra entrada (10,50). Las visitas están numeradas y la nuestra es la 434. Van por la 430. Exactamente a las 10,50 aparece la 434 y un grupo de lo más heterogéneo acude a la cola. Introducimos nuestro ticket, luz verde y torno que gira. En el interior tienen ya preparados nuestros 4 “teléfonos” en castellano que un guía acciona remotamente según la estancia a la que accedemos preguntando de vez en cuando si todos funcionan “O.K.” Es un sistema sencillo y práctico para que cada uno disfrute de la visita en su propia lengua.

Si el castillo es espectacular por fuera, el interior no lo es menos, y si cabe, es aún mejor, transportando a los visitantes al mundo de leyendas e ilusiones en que vivió Luis II de Baviera. Las vistas también son igualmente impresionantes. Es todo un conjunto inmejorable. Es realmente un castillo de cuento de hadas, broche inigualable para todo un recorrido mágico. Al salir visitamos las cocinas y nos dirigimos al Marianbrukle al que llegamos tras una pronunciada subida por un bosque y en “procesión” unos tras otros (¿qué será en agostso?) y la vista del castillo desde el puente de hierro colgado sobre el abismo es tambien, para no desmerecer, espectacular. Merece la pena el esfuerzo.

Dejamos arriba el castillo y decidimos ir a las cataratas de Lech. Nos sentimos algo decepcionados: es un salto artificial y aunque son algo espectaculares más por lo ancho que por lo alto,no es para darle el “bombo” que habíamos leido: “emociones aseguradas”…Como disponiamos de tiempo intentamos seguir esta carretera hacia el Castillo Linderhof a pasear por sus jardines que al parecer son de distintos estilos. El camino más corto era por Austria, pero a pocos km de la frontera la carretera se convierte en autopista y no llevamos la obligatoria “pegatina” para circular por ellas. Recordamos el incidente del verano pasado en Chequia así es que regresamos a Fusen, ya que frente a la zona de estacionamiento habíamos localizado una nave pequeña de venta de accesorios de camping que decidimos visitar y que dicho sea de paso, no nos pareció cara. Después pusimos rumbo a nuestro siguiente itinerario: La Selva Negra a través de Kempten, Lindau, Friedrichshafen y en Steisingen dirección a Neustadt por carreteras con mucho tráfico y cayéndonos agua, mucho agua, a veces auténticas cortinas que nos limitaban mucho la visión.


Tarde ya llegamos a Titissee y siguiendo las indicaciones de una página italiana, llegamos a las puertas del camping Bankenhof que permite la pernocta de 5 de la tarde a 10 de la mañana por 12 € pudiendo utilizar todos los servicios del camping. El lugar era bonito y tranquilo, junto al río y a 25 m escasos de la puerta. Nos dimos unas duchas estupendas, jugamos un poco a la petanca y a dormir.



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